miércoles, 25 de noviembre de 2009

ESCUELA SIENESA




La escuela de Siena se caracteriza por hacer un arte cortesano, colorista e irreal, con los fondos dorados de tradición bizantina. Ofrece una visión idealizada de la realidad. Es el modelo que más se difundió por Europa.

Duccio fue el fundador de esta escuela pictórica. Sus trabajos, de carácter religioso, se caracterizan por la sensibilidad del dibujo, la habilidad de la composición, la calidad decorativa y una intensidad emocional mayor que la del modelo bizantino por la que estaba fuertemente influenciado. Además intentó superar la bidimensionalidad bizantina.

En los siglos XIII y XIV, la ciudad de Siena competía en el esplendor de su arte con Florencia. Es en esta ciudad en la que Duccio ejecuta su mayor obra y una de las más famosas pinturas italianas: la Maestà de la catedral de Siena.

La Maestà fue pintada por los dos lados: en un lado la Virgen con el Niño y en el otro, escenas de los Evangelios; revela fuertes lazos con la tradición bizantina, pudiendo apreciarse la influencia de Europa Septentrional en las formas graciosas y ondulantes de las figuras.

Simone Martini
fue el otro gran maestro de la escuela sienesa, considerado como el artista más puramente gótico de Siena y el único que podía rivalizar con Duccio. Debió formarse en el círculo de Duccio, pero desarrolló de manera muy personal el estilo de su maestro y le añadió un gran interés por los efectos de perspectiva.
Hizo un uso decorativista de la línea y del color, como en las miniaturas francesas del Gótico-Lineal, y fue un creador genial de composiciones delicadas, elegantes y amables, imbuidas de armonía y refinamiento.
Su Madonna con santos y ángeles del gran salón del Palacio Comunal de Siena (1315) es muy característica y muestra esta influencia de la pintura francesa, aunque igual siempre mantuvo lazos con la tradición bizantina

-Claudia Guerra

LA ESCUELA FLORENTINA




En la pintura italo-gótica del siglo XIV, encontramos una fuerte influencia bizantina «manera greca», y de la antigüedad clásica. Este será el germen de la pintura moderna: desaparece la línea negra, surge el claroscuro, lo que revela su preocupación por el volumen y la profundidad, y conduce al estudio de la perspectiva y la plasmación de los estados anímicos y del sentimiento.

Se considera a Cimabue el iniciador de la escuela florentina del Trecento, que partiendo de la “maniera greca” (bizantina) llevaría al naturalismo que culminaría en el Renacimiento. Se encaminó a un mayor realismo abandonando la bidimensionalidad del estilo bizantino.
No obstante, el gran maestro de esta escuela es un discípulo suyo, Giotto al que se considera como auténtico iniciador de la pintura moderna.

Es Giotto quien busca representar el espacio, conquista la técnica, la perspectiva lineal, la coloración objetiva, la luz y degradación de colores. Dio un tratamiento revolucionario a la forma y a la representación realista del paisaje, introduciendo la tridimensionalidad, lo que significó un gran paso en la historia de la pintura. Con él llega a la cumbre la pintura gótica italiana.

Giotto tenía un gran poder para organizar toda una escena en torno a una imagen central, como puede verse en una de sus obras más famosas, el Beso de Judas.

Se inspira en la naturaleza, lo que rompe con la tradición bizantina.

Intenta romper con el hieratismo dando un carácter más humano a las figuras y dando expresividad a los rostros. Además adoptó el lenguaje visual de escultores al darle volumen y peso a sus figuras.

Un ejemplo de la obra d Giotto es la Virgen en el Trono, en donde la composición y el fondo dorado hacen pensar en una concepción gótica de origen bizantino, pero el naturalismo y la monumentalidad de la Virgen nos muestran el personalísimo sello de Giotto.

- Claudia Guerra

La Concha de Venus de milo

Según Hesiodo, cuando Cronos, tras mutilar a su padre con la guadaña, lanzó los despojos viriles de Urano al mar, en torno a ellos se concentró una gran cantidad de espuma blanca en cuyo centro nació Afrodita como una perla maravillosa, recostada sobre el nacar irisado de una concha que le sirvió de cuna. Empujada por el soplo de Céfiro, llegó a las costas de Chipre donde fue recibida por las Horas que, maravilladas por su belleza, le pusieron una collar resplandeciente y una corona y la condujeron al Olimpo.




También en la antiguedad clasica, la concha era la metafora de a vulva de la mujer.

Sueños de Inocencio III

El Sueño de Inocencio III está conectado con otra escena de la basílica Superior de Asís, La confirmación de la regla. Giotto dedicó dos episodios en los que figura este personaje por ser uno de los más importantes dentro de la vida de San Francisco: fue el papa Inocencio III el que escuchó las ideas del santo y constituyó la orden franciscana, sancionando la regla. La composición de la escena se presenta en dos registros, cada uno representado por la presencia de las estructuras arquitectónicas. A la derecha, se muestra, dentro de la estructura de un edificio abierto a modo de escenario, el tema principal de la obra: el Papa durmiendo en su cama apaciblemente. La escenificación de los pensamientos del papa tiene su ejemplificación en la zona de la izquierda, donde aparece San Francisco sosteniendo una iglesia, San Juan de Letrán, que amenaza con derrumbarse. De esta forma, el santo se configura como el salvador no sólo de San Juan de Letrán, sino de toda la institución eclesiástica, a partir del seguimiento de sus preceptos de Obediencia, Castidad y Pobreza.





Aun la representación de dos espacios diferentes, Giotto consigue unificar la escena, con detalles como el cortinaje de la cama que se enrosca en la columna, o la disposición cercana del santo a la zona de la derecha, transgrediendo su propio espacio e incorporándose en el figurado para el Papa, con su pie izquierdo y su brazo, postura que adopta por el peso que su cuerpo está soportando. La escena es de gran verosimilitud tanto en el espacio creado como en los detalles de una naturalidad casi cotidiana.

PINTURA RENACENTISTA

Italia fue el foco primero y principal del Renacimiento en todas su manifestaciones, del siglo XV al XVI. La pintura del Quattrocento se desarrolló primero en Florencia, con la obra de Fra Angelico y sobre todo de Masaccio, que creó una nueva sensibilidad, totalmente ajena al gótico. Logra la sensación de espacio a través del uso metódico de la perspectiva lineal, como puede verse en la Trinidad de Santa María Novella.

La segunda fase del renacimiento italiano es el Cinquecento, en el que destacan los tres grandes nombres de la pintura renacentista: Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel, cuya prodigiosa labor en la Capilla Sixtina constituye una de las obras cumbres del Renacimiento.























El carácter distintivo de la pintura del renacimiento en general y en su periodo de apogeo consiste:

* En la unidad de la composición, de la perspectiva, de la anatomía y morbidez muscular y de la belleza exterior física tendiendo a imitar la naturaleza con desenvoltura e inspirándose a la vez los artistas en las obras clásicas escultóricas.
* Por razón de los asuntos, en la universalidad de ellos, dando mucha entrada a los mitológicos apenas tratados en la época anterior y cultivando singularmente el retrato y las historias. Y aunque no se olvidan los cuadros religiosos, carecen éstos por lo común de la idea y unión mística de la época precedente (sobre todo, en las Vírgenes o Madonnas) y hasta desvían con frecuencia el ánimo de la verdadera piedad. Aunque está plena de religiosidad, cada artista busca su propio estilo, en donde el retrato y la representación del paisaje tienen mucha importancia.
* Por razón del procedimiento, se distingue en el abandono definitivo de los realces y dorados, en la predilección por los lienzos sin tabla y en la adopción casi exclusiva de la pintura al óleo, salvo las decoraciones murales al temple y al fresco.

ESCULTURA RENACENTISTA

La escultura del Renacimiento se sirvió de toda clase de materiales, principalmente del mármol, bronce, madera y terracota.

El mármol fue uno de los materiales más empleados, junto con el alabastro o los mármoles rosas que se utilizaron principalmente en las zonas adyacentes a sus canteras. El mármol más apreciado durante el Renacimiento en Italia fue el de Carrara, que posteriormente fue exportado y actualmente se encuentra extendido por todos los países europeos. Su calidad, su blanco inmaculado y la gran capacidad de sus canteras hacían que la mayoría de los escultores se trasladaran a Carrara a buscar sus bloques; Miguel Ángel prefirió este tipo de mármol a cualquier otro, viajaba a las canteras para elegir los bloques vírgenes e incluso se sabe de largas estancias en ellas para proceder al desbastado in situ de las esculturas.

El bronce compitió con el mármol principalmente en monumentos funerarios, fuentes y pequeñas esculturas para decoración de interiores, así como en estatuas ecuestres como la del condottiere Colleoni en Venecia. Las reproducciones de estatuillas en bronce tuvieron gran difusión en el Renacimiento, debido al gran número de coleccionistas. En Florencia fueron Antonio Pollaiolo (Hércules y Anteo) y Andrea del Verrocchio (Niño alado con pez) los iniciadores por encargo de los Médicis. Del taller de Leonardo da Vinci se conservan pequeños bronces con el caballo encabritado de una altura de 23 cm. El escultor de Mantua Pier Jacopo Alari Bonacolsi, llamado Antico, se instaló en Roma para la ejecución de reducciones en bronce de mármoles antiguos.

La madera fue utilizada mayormente en países como Alemania y España, donde la gran riqueza forestal y el trabajo tradicional de la madera policromada estaba muy arraigado; se empleó en la ejecución de imaginería religiosa, retablos y altares.

La terracota fue empleada como material más pobre y por lo tanto más económico; se utilizó terracota en color natural y policromada, como la empleada por Antonio Rossellino y su discípulo Matteo Civitali en la Virgen de la Anunciación en la iglesia de los Siervos de Lucca. El artista italiano Pietro Torrigiano realizó en España varias esculturas en barro policromado, algunas de ellas se conservan en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. A Lucca de la Robbia, que siguió el estilo donatelliano, se le atribuye la invención del barro esmaltado que empleó en el tabernáculo de Santa María Novella de Florencia en combinación con el mármol para darle colorido a la obra, y después en tondos y en Madonnas; su taller seguido por su sobrino Andrea della Robbia realizó gran cantidad de obras de terracota esmaltada que se difundieron por toda Europa.





La escultura usa los ideales de la antiguedad, inspiracacion en la naturaleza, humanismo antropocéntrico e idealismo. a pesar de estas caracterisitcas no se dejaran de hacer obras religiosas

Los dos siglos que dura el Renacimiento en Italia darán lugar, igual que en las demás artes, a dos etapas:

* Quattrocento (siglo XV): El centro escultórico principal será Florencia, donde la familia Médicis y con posterioridad la República ejercerán de mecenas de numerosas obras. Lorenzo el Magnífico era aficionado a las esculturas griegas y romanas y había formado una interesante colección de las mismas, poniendo de moda el gusto clásico. Los autores más destacados de la época serán Lorenzo Ghiberti (Puerta del Paraíso del Baptisterio de Florencia), Andrea Verrocchio (Monumento al condotiero Colleoni), Donatello, el taller de los hermanos Della Robbia, que introducen la cerámica vidriada y policromada como novedad, utilizándola en decoraciones de edificios, Jacopo della Quercia, Desiderio da Settignano y Bernardo Rossellino.


* Cinquecento (siglo XVI). Esta época está marcada por la aparición estelar de uno de los escultores más geniales de todos los tiempos, Miguel Ángel Buonarrotti (1475-1564). Hasta tal punto marcó la escultura de todo el siglo, que muchos de sus continuadores no fueron capaces de recoger todas sus novedades y éstas no se desarrollarán hasta varios siglos después.

lunes, 23 de noviembre de 2009